Packaging para Salvar el Planeta
Un libro basado en la realidad y el futuro que debemos construir
Guillermo Dufranc, nuestro Project Manager en Tridimage, ha lanzado su último libro, “Packaging para Salvar el Planeta”, donde nos cuenta sobre su visión del packaging y cómo podríamos erradicar lo que conocemos como basura.
Con un estilo ágil, práctico y sencillo de leer, Guillermo cuenta su ejemplo como agente de cambio y comenta casos reales de empresas exitosas que permiten entender qué podemos hacer por nuestro entorno.
Estas son algunas reflexiones que propone Guillermo en su nuevo libro:
El mundo lo hacemos las personas, y si cambiamos nuestra relación con el consumo y los envases vamos a lograr reducir nuestro impacto en el planeta. En mi experiencia personal en diseño de packaging, me obsesionaba con solucionar el problema de los residuos.
Pero al tiempo entendí que el desarrollo sostenible tiene que ver con el ciclo de vida completo, desde que se extrae la materia prima de la naturaleza hasta su fin de vida. Misteriosamente, este último punto era completamente ignorado por todos desde los inicios de la Revolución Industrial, pero es sin duda la raíz del problema ambiental que hoy tenemos ante nuestros ojos.
Desde el diseño, las empresas y junto con las personas, podemos crear sistemas de producción y consumo que sean circulares, donde los materiales usados no sean considerados desperdicios sino recursos valiosos. Además debemos considerar que el desarrollo sostenible también incluye el impacto económico y social. En el libro comenta casos de reales de empresas que gestionan marcas con un impacto positivo para el mundo.
Las propuestas comerciales y de diseño más innovadoras son las que logran integrar el pensamiento circular, donde los envases se reutilizan múltiples veces antes de pensar en reciclarlos. Tanto desde el diseño de experiencias de recarga o recuperación, la comunicación y los mismos envases, podemos promover cambios de comportamiento que finalmente nos ayuden a cambiar el mundo que tenemos.
La mayor de las fuerzas que está traicionando a las empresas hoy en día es la de reducir su impacto ambiental. Esto es bueno porque demuestra que hay mayor conciencia y promueve nuevos desarrollos, pero la parte mala es que hay una gran confusión, por lo que muchas soluciones terminan siendo problemas.
Todos están como locos preguntándose cuál es el material mágico que hace que un envase sea sostenible. Pero la realidad es que ningún material nos excluye de hacer lo que tenemos que hacer; crear nuevos sistemas de consumo, producción y recuperación de envases.
Eso tienen que venir acompañado con la educación al los consumidores y generar un cambio de comportamiento. Entre las iniciativas más destacables están los esquemas de recarga, donde el usuario rellena con producto sus propios envases, o bien los devuelven vacíos para obtener uno nuevo.
Una de las grandes tendencias es reducir el uso del plástico, pero esto tiene un costado a considerar, ya que otros materiales como vidrio, metal, papel y cartón, tienen mayor contribución que acelera el calentamiento global sino se evalúan de manera juiciosa. Sin embrago, se pueden amortizar sus impactos mediante la reutilización y el reciclaje.
Para que el reciclaje funcione tiene que existir una red de recolección y clasificación eficiente y compromiso de todos. Además, la realidad es que muchos materiales no tienen valor de reventa y eso hace que nadie quiera ocuparse de reciclarlos, por eso si una empresa utiliza materiales reciclables también debería generar la demanda de ese material del post-consumo para que el material tenga valor en el mercado.
Minimizar, reutilizar, compostar y reciclar son las cuatro claves que se definen como el futuro del packaging. En esas cuatro palabras resume lo que sería la solución sostenible más eficiente que puede haber.
Mininimizar refiere a reducir la cantidad de material que se utiliza. Además, evitar la mezcla de materiales diferentes, aunque algunos envases que combinan materiales, como los bag- in-box (cajas con bolsas en el interior), tienen varios beneficios ya que utilizan muy poca cantidad de cada material y se pueden separar fácilmente. Minimizar también tiene que ver con no producir de más o hacer por hacer para ayudar a no incentivar el consumismo, porque eso nos lleva a tomar decisiones impulsivas que tienen que ver con necesidades emocionales que no consideran el impacto ambiental.
La reutilización es la clave para reducir la extracción de material virgen, evitar que los envases terminen en el medio ambiente y también ayudan a no saturar el sistema de reciclaje, que debería ser el último, ultimísimo recurso para procesar los materiales que fueron reutilizados y crear nuevos envases reutilizables.
En relación al compostaje, es la solución para los residuos orgánicos de los alimentos que consumimos combinados con materiales compostables. Como por ejemplo el papel engrasado, que no puede ser reciclado o algunos, y digo solo algunos, de los tantos bioplásticos. Idealmente, el compostaje debería considerarse de manera a granel para contener las emisiones de metano, que no llegan a la atmósfera, para producir biogás y también fertilizante natural.
Hay muchos bioplásticos, algunos son biodegradables, pero no todos son compostables. Por eso, cualquier biopolímero, biodegradable o no, bisbisado o no, para mi no sirve de nada sino es compostable. Si no se composta, no debería existir. Porque si se mezclan bioplásticos con plásticos reciclables como el PET, terminan contaminando el material y al final no sirve de nada ninguno de los dos.
Con esta combinación de cuatro factores, no deberían existir residuos en el mundo y se haría realidad su sueño, que consiste en que donde hoy hay vertederos, hayan campos de flores.
El libro nos invita a cuestionar cualquier sello con hojitas verdes que parezca “eco” y también entender que no todo lo que se hace está mal o tiene malas intenciones. Cuando termines de leer este libro vas a cambiar tu manera de ver el packaging.
Packaging para Salvar el Planeta se puede conseguir en www.dufranc.com.ar