Envases que salvan el planeta

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La sostenibilidad se debe entender como un compromiso holístico, el cual debe tomar en cuenta múltiples aspectos. El empaque forma parte del sistema que vincula desde la producción hasta el punto de consumo.

Su objetivo principal es proteger el producto y asegurarse de que se entregue de forma segura y en perfectas condiciones al usuario final. Su papel en una economía circular es mantener el valor del producto y evitar su desperdicio.

En promedio se invierten diez veces más recursos (materiales, energía y agua) en la elaboración de productos comparado con los recursos utilizados para producir sus envases. Por lo tanto, los costes directos asociados con el uso de envases son relativamente pequeños en comparación con el valor que añaden al asegurar que estos recursos no se desperdicien.

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EL PAPEL DEL DISEÑADOR DE PACKAGING

Previo al desarrollo del packaging se deben considerar diversos aspectos, de tal manera que estos elementos colaboren con el fin de salvar el planeta.

Un primer paso es recurrir a materiales alternativos para los empaques, como los biomateriales. Entre los materiales más interesantes están la pulpa de madera, la celulosa vegetal, los residuos de alimentos, la hierba, las algas y los hongos. Estos materiales pueden ser obtenidos de manera sostenible, idealmente en su totalidad o en parte. Al final de sus vidas, pueden ser compostados para regenerar suelos agrícolas agotados.

En cuanto al diseño, se deben proponer segundos usos, pensar los empaques más allá de su función de contener, comunicar y transportar, diseñando una segunda vida para que no sean descartados.

Los modelos de negocio también deben cambiar. En algunos casos se está volviendo al concepto de un envase que tenga una larga vida útil y a través de recargas que minimizan su impacto ambiental sean más amigables con el medio ambiente.

Es innegable que la industria debe enfrentar retos para la producción de envases que salven al planeta. Se trata de un cambio de paradigma, lo cual implica inversiones que muchas veces las empresas no están dispuestas a realizar. La gran mayoría de las industrias manejan procesos construidos alrededor de materiales que no son amigables con el medio ambiente por lo que se enfrentan a grandes inversiones para adaptar sus maquinarias y procesos.

Si las marcas no cambian ese enfoque pronto, no existirán en el futuro. Las empresas que anteponen sus beneficios a la inversión en soluciones de residuos cero saldrán perdiendo a largo plazo. Las empresas deben migrar a un paradigma totalmente nuevo en términos de sostenibilidad y cero residuos. Esto no es sólo una tendencia, es un movimiento.

Lo que claramente estamos viendo es que cada vez hay más presión para que el envase sea pensado tomando en cuenta la variable medio ambiental sin dejarla de lado bajo ninguna circunstancia.

Las marcas deben ser más responsables con el medio ambiente y deben ser transparentes en cuanto a sus prácticas, pero los consumidores también deben asumir cierta responsabilidad. Mucha gente quiere ayudar, pero no está segura de cómo hacerlo, por lo que las marcas pueden ganar lealtad utilizando la educación y ofreciendo soluciones sencillas.

EL PAPEL DEL CONSUMIDOR

La industria del packaging está participando de una manera cada vez más activa en educar a los consumidores respecto al reciclado, enfocándose en promover las acciones coordinadas entre los diferentes eslabones de la cadena de valor.

Las nuevas generaciones, como los Millennials y especialmente la generación Z, tienen el compromiso ambiental tatuado y una conciencia más allá de sí mismos. Cuando toman sus elecciónes de consumo, la variable medioambiental es muy importante, con lo cual van a estar revisando no solo si un producto es “libre de azúcar” o “libre de gluten” sino también si es “libre de plástico”.

Un caso reciente es el de la cadena Ecoplaza en Ámsterdam, que creó su primera góndola plastic free donde expone más de 700 artículos comestibles – y nada de plástico. En su lugar, los alimentos se exhiben en recipientes de vidrio, metal y cartón, así como en materiales que pueden ser compostados. Aunque algunos de los envases pueden parecer de plástico, en realidad están fabricados con una biopelícula hecha de árboles y plantas que se descompone en 12 semanas en un compostador casero.

Esa conciencia en las nuevas generaciones es cada vez más fuerte y está haciendo que las marcas empiecen a escuchar a los consumidores con respecto a estas peticiones llevándolas a mejorar la oferta en sus empaques.

La realidad es que este cambio en el desarrollo de empaques es muy complejo, y las soluciones para lograrlo son multi variables. Por lo tanto, hay que estar atentos, y particularmente apoyar mucho la investigación, ya que estas soluciones innovadoras surgen en los laboratorios y universidades, y requieren del apoyo de los gobiernos a través de regulaciones.

Los consumidores están prestando mucha más atención al impacto de los envases en el planeta. Hoy más que nunca se necesita un enfoque más amplio en toda la cadena de suministro de la industria para lograr una verdadera mentalidad de cero desperdicios. Nuestro objetivo final debe ser envolver alimentos perecederos en envases perecederos.