El packaging es un matrimonio

David Brooks escribió un gran artículo en The New York Times en el que utilizó una analogía que tiene aplicaciones interesantes en el mundo del diseño del packaging:

“Los psicólogos dicen que cuando una pareja inicia una terapia matrimonial, hay tres pacientes en la sala: el marido, la esposa y el matrimonio en sí. El matrimonio es la historia de vida de todas las cosas que han sucedido entre el esposo y su mujer. A pesar de que existe en el espacio entre la pareja, el matrimonio tiene una influencia propia. ”

Un packaging obviamente existe en el espacio entre el producto y el consumidor y, sin duda, tiene una fuerte influencia en dar forma a la relación entre ambos. De hecho, diría que es la única y la más importante influencia a largo plazo sobre la relación. Las campañas de publicidad cambian, los programas promocionales se ajustan, las campañas de POP van y vienen, pero ningún otro vehículo de la identidad de marca tiene una influencia tan a largo plazo.

Pero la idea más interesante en esa cita es la idea de la historia de vida. Un packaging es de hecho una historia de vida. Tiffany ciertamente cree que su caja azul es una historia de vida, la botella de Coca-Cola con su tipografía caligráfica es una historia de vida, la sopa Campbell, la botella de Absolut… Todos son íconos que representan no sólo la historia de vida de una marca, sino también el matrimonio entre el consumidor y el producto.

Arriesgándonos a llevar demasiado lejos esta analogía, los buenos diseñadores son grandes terapeutas. Conocen a la pareja, repasan la historia de la relación, ayudan a fijar metas futuras y realizan recomendaciones muy concretas sobre cómo los ajustes al matrimonio pueden ayudar a mejorar la relación.

La próxima vez que alguien sugiera un cambio radical a su packaging, tenga cuidado, y piense en la historia de vida de su marca y en la pequeña caja azul.

Agradecemos especialmente a Richard Shear por su artículo publicado en The Package Unseen