Una mentira puede cambiar el mundo: packaging y sostenibilidad
–¿Querés pasar?– me dijo. Me costó llegar a sentarme en la banqueta alta de madera. Casi no cabíamos los dos en ese lugar. Mi mamá se estaba demorando mucho más que de costumbre. No quedaba nadie cerca de la escuela ni del kiosco donde siempre me esperaba.
El señor que atendía me dejó solo un momento. Rodeado de tentaciones tomé un caramelo del estante y lo miré fijo. Levanté la vista, nadie me veía.
Cada uno tiene momentos en la vida donde tiene que elegir. Lo hacemos todo el tiempo, más de lo que creemos porque muchas elecciones son automáticas.
Tenemos que automatizar las buenas elecciones.
La sostenibilidad está siendo el escudo de marketing de muchas empresas. A algunas realmente les importa y otras están simplemente buscando seducir consumidores.
Aunque para algunos esa preocupación sea una mentira, a mí me alegra que pueda ayudar a lograr un cambio en el mundo.
La eco-nomía
El ecologismo no es nuevo, tuvo su pico de popularidad en los 60, pero nunca antes se estuvo hablando tanto de cuidar el medio ambiente como ahora.
Muchos países del primer mundo avanzaron mucho sobre el reciclado y la economía circular, que utiliza los residuos como fuente de energía o materia prima para reutilizar.
El ingeniero Escocés Toby McCartney no será primo de Paul, pero tiene un emprendimiento llanado MacRebur para reutilizar el plástico como asfalto.
En los países en desarrollo (término políticamente correcto para no decir subdesarrollados) parece difícil preocuparse por cuestiones ambientales cuando muchas necesidades básicas aún no están satisfechas.
Me pregunto si esas necesidades no se resolverían si el reciclado fuese fuente de trabajo o si se pudiera evitar tirar a la basura tantos alimentos que no se consumen porque se vencieron.
El monstruo interno
Los océanos están contaminados, los vertederos cada vez más llenos, pero eso no es sólo culpa del plástico, lo hicimos todos nosotros. Simplemente dejamos que ocurra.
El plástico es necesario y está presente desde la medicina hasta la aviación. Hizo más accesible el envasado de productos y alimentos que consumimos todos los días.
No tenemos que terminar con el plástico sino con la cultura del “usar y tirar”. Los envases plásticos pueden ser durables para reutilizarlos y después devueltos para producir nuevos.
Mientras tanto tenemos plástico desparramado por todos lados y tenemos que hacer algo con eso.
Head & Shoulders desarrolló una botella hecha con 20% de plástico recolectado de las playas latinoamericanas. Sí, ya sé, no es mucho, pero peor es no hacer nada porque parece poco frente a todo lo que hay que hacer, ¿no?
Cada cual hace su parte
Amazon le exige a su clientes optimizar los espacios y el peso de los productos que venden para economizar energía en los envíos. ¡Bien hecho, hay que seguir así!
Parece que la tienda online más grande del mundo puede ejercer más presión sobre las empresas que los mismos gobiernos. Claramente porque se trata de negocios, pero si el negocio beneficia al cuidado del medio ambiente, bienvenido sea.
Tide desarrolló un nuevo dispensador de mayor capacidad que su envase de plástico rígido, y que reduce sensiblemente el uso de materiales. Una canilla con taza incorporada ayuda a evitar el desperdicio.
Adentro tiene una bolsa plástica que contiene el líquido y eso no es taaan “sostenible”. Pero ni el cartón, ni el plástico, ni la bolsa son más sostenibles por si solos. Algo tenemos que hacer como consumidores responsables.
Clasificar los residuos, separar los orgánicos de los inorgánicos, lavar y secar los envases después de usarlos, son algunas de las buenas acciones que tenemos que automatizar.
De la queja a la acción
Podemos exigirle mayor cuidado ambiental a una empresa, que sus productos sean más ecológicos, que sean reciclables o biodegradables, pero si nosotros no hacemos nuestra parte, estos esfuerzos quedan a mitad de camino.
No nos quejemos de lo que no hacen los demás si nos quedamos sentados mirando Netflix.
La ecología, para que realmente funcione, necesita que la sociedad tenga la convicción, que para las empresas sea un negocio y para el gobierno una política, aunque sea, para ganar votos.
La sostenibilidad está en todos nosotros y es nuestra responsabilidad hacer algo en las circunstancias en las que vivimos, exigiendo al resto que se ocupe de lo suyo y nosotros haciendo lo que está a nuestro alcance.
En la vida tenemos que tomar decisiones, como esa vez en el kiosco donde mi mamá no llegaba a buscarme, estaba solo, nadie me estaba viendo y finalmente dejé el caramelo en el estante.
Vivamos el presente como el futuro que soñamos.